“El fondo del corazón es árido. El hombre siembra sólo aquello que puede… y lo cuida”. Stephen King, Cementerio de animales

Perfil: Liliana Bodoc, la escritora humanista

El martes 6 de febrero de 2018 falleció nuestra admirada y querida Liliana Bodoc (1958-2018). Escribí para la sección Cultura de Perfil un homenaje y una reflexión sobre su legado.


Liliana Bodoc, la escritora humanista

José María Marcos | Perfil | Sección Cultura | Sábado 10 de febrero de 2018

La escritora Liliana Bodoc (1958-2018), quien partió esta semana a causa de una afección cardíaca, dejó una extensa obra anclada en un pródigo universo que seguirá vivo por la devoción de los lectores. Su trilogía La saga de los confines marcó un hito ineludible tanto por su prosa poética como por la puesta en diálogo entre la literatura fantástica y la cosmovisión de los pueblos latinoamericanos. El impacto de estas novelas reveló cómo nuestro pasado sigue pulsando frente a discursos que relativizan el exterminio y persecución de los aborígenes. Como hecho simbólico, el primer tomo apareció en el año 2000 cuando el siglo XXI nos recibía con “el fin de la historia”. A través de su arte, Bodoc supo expresar una reacción latente.
El éxito de esta trilogía le permitió desplegar su talento en una treintena de libros que circularon mayormente bajo el rótulo de literatura infantil y juvenil. Licenciada en Letras (Universidad Nacional de Cuyo) y docente en Literatura Argentina y Española, Bodoc pensaba sus libros como “literatura” a secas.
En marzo, los lectores tendrán la reedición, por parte de Alfaguara, de la novela Diciembre, Súper Álbum, publicada originalmente en 2003. Con una portada de Oscar Senonez, contará con un epílogo donde la autora explica cómo nació esta historia que aborda la creación artística desde la historieta, con ecos de su infancia en Mendoza. La reedición integra una serie que incluye: Sucedió en colores, Amigos por el viento, El mapa imposible, La entrevista y El perro del peregrino. Cada uno de los títulos contiene nuevas palabras de la autora.
Radicada desde 2008 junto a su esposo Jorge en Trapiche, un pueblito de San Luis, tenía en marcha la tetralogía Tiempo de dragones, de la cual estaba por entregar a Penguin Random House el original de la tercera parte. Hoy se hallan publicados: La profecía imperfecta (2015) y El elegido en su soledad (2017).
Para los futuros lectores, La saga de los confines será reeditada por el sello DeBolsillo. Para los iniciados —que también conocen Oficio de búhos (2012), con relatos conectados a la trilogía—, en 2017 se publicó Venado, un bellísimo libro álbum con poemas originales de Liliana Bodoc e ilustraciones de Gonzalo Kenny, inspirado en la primera novela de la saga. Fiel a un espíritu libre, ambos llevaron adelante esta edición de autor que se encuentra en librerías especializadas. Simultáneamente, Norma editó Elisa, la rosa inesperada que, al igual que su Presagio de carnaval del 2009, retoma los temas de la saga en el presente y con escenarios del norte argentino.
La conocida frase de Rilke “La verdadera patria es la infancia” es representativa de esta autora nacida en Santa Fe el 21 de julio de 1958. Bajo distintas máscaras, Bodoc supo evocar a sus abuelos Fortunata y Silvestre; ella, esmerándose en el cuidado de la casa, y él, amando la vida y riendo. La furia frente al desprecio de un jefe de su padre que apagó un cigarrillo en el postre que Fortunata preparó para agasajarlo. La biblioteca familiar donde conoció a Rulfo, Cortázar, Amado, Mayakovski, Neruda, Guillén, García Lorca. Las charlas con sus hermanos sobre la serie El hombre que volvió de la muerte, con Narciso Ibáñez Menta. La emoción ante un libro que le regaló su madre, con un duende sentado en la taza de café con leche, del que nunca pudo recordar el autor, pero sí que la atrapó más que los personajes de Disney. La madre que luego murió en sus brazos, también de un ataque corazón, cuando apenas tenía 7 años. Su padre José Chiavetta narrando cuentos, dirigiendo teatro y recitando sus “versitos de colores” que inspirarían el libro Sucedió en colores, que a su vez dio nacimiento a piezas teatrales de la compañía Los Tres Gatos Locos, integrada por su hijo Galileo, en un hecho que la llenaba de orgullo al comprobar cómo ciertos rituales y saberes pasaban de una generación a otra.
Liliana Bodoc bregaba por mantener viva la memoria histórica y por evocar lo perdido mediante un personal lenguaje poético, y ahí no termina su magia. Comprendía que recordar nuestra niñez es clave para entender al ser humano en su verdadera dimensión, con sus luces y sus sombras, en la relación con el prójimo, en el devenir con la vida y la muerte. Su espíritu indomable de niña revelándose ante las arbitrariedades del mundo atraviesa la esencia de toda su obra.