“El fondo del corazón es árido. El hombre siembra sólo aquello que puede… y lo cuida”. Stephen King, Cementerio de animales

Nunca corrí siempre cobré

Nunca corrí siempre cobré (Evaristo Editorial, 2017) recopila relatos de Leonardo Oyola publicados originalmente en diarios, revistas, antologías y páginas web. Se trata de ficciones que remiten a episodios biográficos del autor, quien pinta el barrio y sus códigos, la familia, los amigos, las primeras aventuras, pequeñas tragedias y hasta el amor y el desamor, a partir de anécdotas que dejan constancia de una época, cierta geografía y la ubicación en un mapa social. Con tramas mínimas, las historias se van desplegando y revelan una perspectiva en la que los sentimientos son clave para comprender el alma misma de estas narraciones. Se suman, además, una introducción “Eternas noches de verano (a manera de prólogo)”, en la que el autor comenta de dónde surgen estos episodios, y para cerrar, una emotiva despedida al escritor Alberto Laiseca —su maestro de taller literario, fallecido el 22 de diciembre de 2016—, que funciona como colofón. Quienes conocen la obra de Oyola encontrarán gozosamente pasajes conectados con sus novelas, por jerga, ambiente y temas, que bien podrían ser fragmentos de alguna de ellas, sea Chamamé, Hacé que la noche venga o Kryptonita, que tuvo su película en la pantalla grande y una miniserie en Space. Para aquellos que recién se arriman al fogón, Nunca corrí siempre cobré significa un buen punto de partida para entrar a un universo plagado de símbolos de la cultura popular (escenas y frases del cine, estribillos de hits, nombres de ídolos) y ver cómo esas quimeras reflejan los sueños de quienes guardan la esperanza de que, detrás de los brillos, haya algo más que un espejo. “Casi sábado a la noche”, con el mantra “pero qué hijo de puta que es el abuelo”, es uno de las cuentos más paradigmáticos, que describe la relación de un jovencito con su padre y su abuelo. Es una suerte de mini road-movie de iniciación, que pone en primer lugar la esencia que comparte con los demás textos: una forma de mirar la realidad que renueva el asombro de estar vivos. (Por José María Marcos, La Palabra de Ezeiza, 19-06-17)